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ÁREA PRECARIA

La intervención psicopedagógica

El caso de Juan es algo que nos encontramos habitualmente en los colegios. Alumnos que sólo quieren volar y volar y que no les interesa el resto. Está claro que al alumno que quiere saber más sobre un determinado tema, nosotros como psicopedagogos y los profesores, debemos ayudarles y proporcionarles toda la información que necesiten.

 

El problema está en sí hay que intervenir o no para que se interese por los demás temas. Yo creo que no sólo se debe hacer en esta vida las cosas que gustan. Al igual que una gaviota, un niño también tiene que alimentarse, en este caso de conocimientos, procedimientos y actitudes que le sirvan para desenvolverse con su entorno, y también, para divertimento propio.

 

La intervención que yo haría con Juan, sería intentar motivarle para sacar el provecho a los vuelos que es capaz de hacer, con tareas propias de las gaviotas, es decir, esos vuelos rasantes a gran velocidad pueden ser muy útiles para pescar mejor. Adaptaría sus ganas de mejorar el vuelo, para inculcar cualquier otro aprendizaje, siempre partiendo desde el vuelo que es lo que a él le llama la atención.

 

Obviamente, este proceso es complicado, no lo puede hacer solo el psicopedagogo, es algo que tiene que hacer en cooperación, padres, profesores y psicopedagogos, y por supuesto el propio Juan.

 

De todas formas, pienso que eso es algo que se debería hacer constantemente, ya que todos somos un Juan Salvador Gaviota, cada uno tenemos nuestras ganas de volar y nuestra utilidad para el vuelo.

Juanma

El diseño en la instrucción

Como cualquier proceso que se lleva a cabo, la instrucción también requiere su diseño. Al igual que el arquitecto, ingeniero, médico… hace su diseño, su planificación, su proyecto… los docentes, los psicopedagogos, etc. también debemos hacer el nuestro.

 

La educación tiene parte de improvisación y parte de que tiene que estar pensada y elaborada. Cuando estás en el aula con los 25 peques puede tienes que recurrir a la improvisación el 90 % de las veces, ya que nunca sabes por donde van a salir.

 

Pero antes de entrar al aula, tienes que haber diseñado un plan en donde tengas en cuenta todos los factores que hemos estado viendo a lo largo del curso: contexto, alumno, profesor, currículum, evaluación, etc.

 

Además, el tener hecho un buen diseño educativo, te permite luego actuar en el aula con mayor libertad y espontaneidad, porque sabrás que alumnos tienes y con que características, desde donde parten, que les motiva, el contexto del centro, qué es lo que tienen y quieren saber, es decir TODO. Cuanta más información posea un docente de sus peques mejor será el trabajo que pueda desarrollar con ellos.

 

Además, a lo dicho anteriormente hay que recordar que la Educación no se un docente con su aula y alumnos, son muchos docentes con muchas aulas y con muchos docentes. De por sí coordinar eso es muy complicado, pero si encima lo hacemos cada uno a nuestro libre albedrío sin contar con los que tenemos alrededor, pues entonces, así va la Educación. Este es otro de los motivo por lo que es muy importante en la educación el trabajo cooperativo sobre el individual.

 

Por último, remarcar que como cada unos somos hijos de nuestro padre y de nuestra madre, es más que probable que lo que a mi me valga a ti no, y viceversa. Con lo cual una de las características que debe tener el diseño es que debe ser flexible. Estar abierto a cualquier cambio ante cualquier situación que nos encontremos. Y además, debe renovarse que ciertos periodos, porque lo que vale ahora a lo mejor el año que viene o al otro es probable que ya no sirva.

Juanma

¿PORQUÉ INTERVENIR CON JUAN?

Al leer este texto, me han surgido varias preguntas que me han generado controversia:

 

Ante la pregunta ¿Cómo intervenir con Juan? Aquí yo me cuestiono, ¿por qué hay que intervenir sobre Juan? ¿Por qué debemos cambiar su conducta? ¿Debemos coartar su libertad, su autonomía, obligarle a actuar como “los demás”?

 

Por otro lado me surge otra cuestión ¿le dejamos volar? ¿Permitimos que Juan, mediante una postura radicalizada, y opuesta a su contexto se aparte del mismo y viva en soledad?

 

¿Cuál es la mejor solución para Juan, la normalización o la exclusión?

 

Si existiese la escuela de las gaviotas, la finalidad de la Educación Obligatoria sería aprender las normas de vuelo más elementales y eficaces  para poder atrapar anchoas. La escuela reflejaría un modelo escolar meramente técnico y transmisor de una destreza determinada, dejando a un lado el resto de factores que intervienen en la personalidad  de Juan que no pueden separarse en la educación de una persona (en este caso gaviota).

En esta escuela a Juan no se le permitiría volar, se intentaría intervenir sobre él hasta que asimilase la idea de volar para comer. El asimilacionismo cultural es uno de los valores principales de este tipo de escuela.

 

Sin embargo, si nos radicalizamos en la postura de dejar volar a Juan con la excusa relativista de que sea totalmente libre, nos encontramos en una escuela parecida a la anterior; con la única diferencia de que el interventor y los profesionales (bajo una postura de comodidad) deciden no hacer nada; no se interviene. De esta forma se genera una “distancia cultural” en la que no es posible la convivencia entre personas/gaviotas diferentes.

Al no intervenir, sucede lo que se nos muestra en el texto: A Juan solo, incomprendido que, a pesar de hacer lo que le guste, no es capaz de ser feliz pues se está apartando cada vez más de sus iguales.

 

Por ello, la intervención no ha de ser exclusivamente con Juan. Personalmente a Juan le dejaría volar, le guiaría a aprender y utilizar todas las técnicas de vuelo que podría usar también para buscar comida cuando la ocasión lo requiere. Intervendría con los padres y con las personas de su contexto para que aprendiesen a respetar a Juan, a ayudarles a conocer y entender otros modos de vida, a no clasificar las características de los seres vivos por su grupo (gaviotas, pelícanos, palomas… al igual que se hace actualmente con las personas: negros, blancos, europeos, marroquíes, americanos…). Al fin y al cabo el mayor valor de una persona es la libertad para escoger su propia identidad; y el mayor valor de los grupos humanos la tolerancia, el respeto y la convivencia a pesar de las diferencias individuales.

Aquí yo creo que reside la principal idea de mi intervención: la integración, que no es posible sin la convivencia y el respeto de las diferencias individuales.

Para ello, yo comenzaría fomentando el diálogo entre Juan y sus padres. La lengua es indispensable como vehículo de comunicación esencial y la puerta principal de la integración.

Nosotros, como psicopedagogos, tenemos mucho que aportar a la escuela y, por ende, a la sociedad. Hemos de mentalizar a todos los profesionales de que la escuela no es una fábrica que crea adultos con una misma cultura ni un mismo pensamiento, sino que debemos crear personas autónomas, ciudadanos de una sociedad por construir y cambiar, y fomentar esa comunicación cultural entre todos los miembros de la comunidad educativa. Porque quizás la intervención con Juan se sintetiza muy bien en las palabras de Federico Mayor Zaragoza; Convivir significa compartir vivencias juntos; convivir es encontrarse y conversar, “dar vueltas juntos” (cum-versare) en diálogo amistoso. Si “conversamos” en la escuela, estamos construyendo la convivencia escolar; si lo hacemos en la sociedad, en la ciudad, estamos construyendo la ciudadanía, la convivencia democrática”. 

Para cerrar, destaco la idea de intervenir con Juan y su contexto para no generar la exclusión; situación que se repite día tras día en nuestras aulas. En palabras de Gimeno: “Siendo seres sociales, la diversidad se aprecia también en los papeles y posiciones que tenemos, en los climas de los que participamos, en nuestras historias personales o por nuestro poder de intervención y de participación en la sociedad”.

ANA DE LAS HERAS

¿Quien dijo que evaluar es fácil?

Como dice la metáfora, la evaluación es como encontrar el tesoro. Si fuese tan fácil evaluar no habría tantos problemas. Bueno, para muchos es fácil evaluar, el problema viene para los que pensamos que la evaluación es más que una nota que se obtiene en un examen, para los otros, pues eso, llegan al tesoro rápido.

 

Cuando hablamos de evaluación, lo que ha sido la tendencia en el mundo educativo hasta no hace mucho es pensar en el alumno única y exclusivamente. Estaba claro si no ha aprobado es porque no ha estudiado. Pero, ¿esos profesores se evalúan a sí mismos? ¡¡¡Ah!!! Que se me olvidaba, que ellos evalúan pero no se auto evalúan, ¿para qué? No vaya a ser que se den cuenta de que si cambian algo los alumnos aprendamos algo.

 

¿Y el centro educativo? ¿Y el aula? ¿Y el TODO? Que siempre nos olvidamos que la educación no son sólo profesores y alumnos. Porque digo yo, que si un alumno puede mejorar y profesor también, el proceso de enseñanza-aprendizaje, el centro escolar, el entrono, la ley educativa… también podrán hacerlo, ¿no? Lo que pasa que eso ya a lo mejor es mucho pedir, pero gracias a Dios, cada día es menos pedir.

 

También la evaluación es como el barco. No sólo hay que evaluar una vez. Estamos acostumbrados, a la evaluación final del examen. Pero, ¿qué pasa con lo anterior? Estoy cansado de oír, que los exámenes producen estrés, que los alumnos se ponen nerviosos y no dan todo lo que pueden, etc. Pues para eso alguien inventó la evaluación formativa. Es decir, todas las “tormentas” que sufrimos los pasajeros de este gran buque que es la Educación, es decir la comunidad educativa. Y no nos podemos olvidar que no se puede evaluar igualmente a un buque que sólo ha recorrido 500 millas que al que ha recorrido 1.000 millas. Y no sólo hay que tener en cuenta esa distancia, sino ver el puerto desde donde partió.

 

Lo que quiero decir, con la última idea del párrafo anterior, es que como dice la metáfora de la receta, al igual que no todos los niños son iguales, la evaluación no debe ser igual, hay que ser flexibles y saber cuando hay que poner un poquito de sal y cuando hay que poner un chorrito de vino blanco.

 

Claro, todo este proceso es complicado, pero por eso, como he dicho al principio, hay algunos que lo entendemos así, que nos gusta que sea así, y que lo queremos hacer así, y hay otros que les gusta que sea más sencillo y con eso, han concluido y como les van a pagar a fin de mes, pues… ¿qué más da?

 

En fin, como dice Mafalda, enseñémosle cosas útiles que quepan en esa cabecita, y usemos la nuestra para hacerlo con rigor, criterio y conciencia y sino lo hacemos así, hagámosles un examen.

 

Juanma

Modelo cognitivo de escritura

La verdad es que me paro a pensar y me cuadra lo leído en el texto. Ahora mismo, no hace falta pensar en otros trabajos. Por un lado tengo que ver el tema (en este caso está muy claro), quiénes lo van a leer (Eladio, mis compañeros, etc.), y eso es algo a tener en cuenta. A lo mejor no lo escribiría igual si lo fuesen a leer alumnos de primaria, o a lo mejor sí, ¿por qué no?

 

Sigo analizando y efectivamente estoy usando la memoria a largo plazo. A ver, tengo que pensar en si recuerdo algo sobre este tema, y a ello llego mediante reflexión y pensamiento. Aunque no escriba nada de algún conocimiento anterior, no quiere decir que no la haya usado.

 

Y pasamos al punto gordo: la memoria de trabajo. Vamos, a ver yo después de leer el texto que han dejado los compañeros, he tenido que traducir lo que decía, interiorizarlo con mis propias palabras y expresarlo como estoy haciendo ahora. Pero antes de ponerme al teclado he tenido que organizar como lo voy a hacer, ver que metas quiero conseguir. Como decía al principio, si lo que quiero es colaborar con mi reflexión para que los compañeros puedan sacar algo positivo lo haré de una forma, si quiero soltar un rollo y que la gente se aburra y no lo termine de leer lo haré de otra. Y antes de ponerme a generar, he organizado mis ideas, y he llamado a mi memoria de largo plazo para ver si podía ayudarme con alguna que ya tuviese antes. Cuando ya he tenido las cosas claras me he puesto a escribir.

 

Y por último, falta lo que se debe hacer siempre, sobre todo en los exámenes. Revisar y corregir aquellos errores e ideas que no quedan claras. La verdad que está mal decirlo y no hacerlo, así que con su permiso no os aburro más y voy a ver si me queda clara la reflexión.

 

Bueno sí, os aburriré un poco más, se me ha olvidado un punto importante en esta reflexión. La escritura no puede ir separada de la lectura. No me imagino a ningún buen periodista o ningún buen escritor, no saber leer bien. Al igual que no me imagino a ningún buen lector, no saber escribir con claridad. A lo mejor ese es mi problema, que ejercito poco el buen arte de la lectura. Es un gran fallo lo reconozco, pero la verdad es que no es una de mis pasiones, pero si algo aprendí en Magisterio y en mis prácticas es que a los alumnos hay que motivarles a que lean. Sí sí, motivarles no obligarles a leer. No me creo que ningún alumno de primaria o secundaria no tenga interés por ningún tipo de lectura, siempre decimos que hay que centrarnos en los intereses de los alumnos, y a lo mejor no nos damos cuenta que obligarles a leer el Quijote no es su centro de interés, pero si conseguimos motivarlos y que cojan el gusanillo de los libros, al final lo acabarán leyendo y quien sabe sino escribiendo otro, ya no por la fama y la fortuna, sino por afición, pues la escritura, al igual que cualquier otro “vicio” puede ser muy saludable.

 Ahora sí, no te aburro más y voy a revisar mi reflexión.

Juanma

Tema 1:La psicologia de la instruccion y su importancia.

Se podría decir que la psicología de la instrucción, según el autor, tiene sus raíces en 1913,  cuando Thorndike une el paradigma psicológico con el educativo, pero hasta 1969 con Glaser y Resnick no se tenían en cuenta ni se representaban en los estudios las verdaderas condiciones del aprendizaje humano. Estos autores apostaban por un mayor desarrollo de la teoría prestándole una mayor atención a los aspectos socio-emocionales y a los contenidos curriculares específicos.

 

Glaser y Resnick (1972) realizaron una segunda revisión, ahora se centraron también en “por qué” se aprende (no solo “como”). Siguieron la doctrina de Bruner (1964), hallándose entre la teoría descriptiva y la prescriptiva

 

Si bien la psicología siguió avanzando de las manos de muchos otros autores, no es (bajo mi punto de vista) hasta Vygotsky cuando se produce otro gran avance. Este autor rompió con las corrientes conductivistas de la época y explicaba la conciencia como “actividad socialmente significativa”. Esto quería decir que nos conocemos a nosotros mismos a causa de nuestras interacciones con los demás. Según Vygotsky , llegamos a conocernos gracias a la mediación de los instrumentos psicológicos. Pero si hay algo realmente importante en la teoría de Vygotsky es la mención de la zona de desarrollo próximo .

 

Gracias a esta teoría, podemos saber que aspectos del niño están en proceso de maduración y cuales aun no pueden ser aprendidos por él. Lo que ya sabe el alumno sería lo que llamamos “la base”, y lo que puede hacer con nuestra ayuda es la zona de desarrollo próximo, que pasará a ser un instrumento psicológico perteneciente al niño si madura correctamente.

 

Bajo mi humilde punto de vista, gracias al nacimiento de esta teoría cobró sentido comenzar a hablar de pruebas de nivel y de enseñanza individualizada. Nos dimos cuenta de que el aprendizaje tiene que ser, obligatoriamente, un proceso gradual y el maestro debe ser un guía que ayude a que el alumno madure sus procesos cognitivos.

 

La instrucción, y su psicología, habían sido estudiadas dentro de la Psicología de la Educación. Hoy en día ya se distinguen, no por su objeto de estudio que es el mismo, sino por la manera de tratarlo.

 

La Psicología de la instrucción tiene en cuenta, sobre todo, al alumno, lo cual me parece imprescindible cuando hablamos de procesos de enseñanza aprendizaje, porque ¿ Quién es el que aprende? ¿A quién va dirigida la educación? Bien está que prestemos atención a aspectos del profesorado así como a teorías metodológicas que estén de acuerdo con las necesidades del alumnado, pero ¿Cómo podemos desarrollar las mejores técnicas si no conocemos los aspectos psicológicos del alumnado, si no sabemos como aprende?.

También tiene en cuenta el contexto, algo que resulta fundamental cuando hablamos de educación.

 

La Psicología de la educación se ha ido dividiendo en diversas ramas de estudio, así como la psicología de la instrucción. Han aparecido la psicología escolar, la psicología del desarrollo, etc. Todo apunta a que la especialización, como en todas las ciencias, es precisa cuando hablamos de algo tan complejo como resulta ser la educación.

 

No cabe duda de que teorías hay muchas, para todos los gustos. ¿Estamos aplicándolas? ¿Tenemos los maestros las suficientes competencias como para introducir las teorías psicológicas correctamente, siguiendo la demanda de nuestro centro y nuestro alumnado específico? Mi respuesta es no.

 

No porque tenemos poca o ninguna idea sobre psicología. Porque no le damos la suficiente importancia a la educación, comenzando por al propia administración. Porque no hacemos todo lo que podemos y porque algo como la docencia, que debería ser vocacional, se ha convertido en muchos casos en conseguir un trabajo de funcionario estable con dos meses de vacaciones pagadas al año.

 

Quizás pueda sonar muy brusco por mi parte hablar de estos temas cuando estoy comentando un texto del nacimiento y evolución de la psicología de la instrucción, pero creo que deberíamos empezar por concienciar a los docentes de lo importante que es nuestra labor para con la sociedad. De todos los futuros que tenemos en nuestras manos y de lo mucho que podemos ayudar a cambiar el mundo y a crear una sociedad mejor.Este es, sin ninguna duda, el camino que debemos seguir y, ¿Cómo hacerlo sino conocemos que procesos mentales siguen aquellos con los que vamos a trabajar? ¿Cómo hacerlo si no conocemos las mejores herramientas?

 

Definitivamente, los planes de estudio deberían cambiar y sacar de todos nosotros ese psicólogo que llevamos dentro.

 Carlos Guerra Gómez

Tema 6: Primero leer, luego escribir

Todos hemos empezado más o menos de la misma manera, utilizando métodos silábicos o alfabéticos.

 

Si bien hoy por hoy nos parece que leer o escribir es una tarea simple, no debemos olvidar que un día fue muy difícil para nosotros comenzar a realizar nuestros primeros trazos en un papel o comprender aquellas primeras frases que leíamos y por supuesto el tiempo que nos llevo realizar todo este proceso: psicomotricidad fina, pinza digital, cuadernillos...

 

Desde aquel “mi mamá me mima” hasta este momento todos hemos ido pasando por una serie de etapas. Aun recuerdo que cuando estaba iniciándome en la lectura me fijaba más en la forma que en el contenido. Era incapaz de comprender un texto sin realizar una segunda lectura. Con la experiencia todos vamos entendiendo lo que el autor nos quiere transmitir y vamos siendo capaces de obtener las ideas principales y a obviar aquellas que son más superficiales, así como deducimos las palabras que no entendemos por el contexto.

 

Pero, ¿y la escritura? Para mi, leer es algo mucho más mecánico que escribir. Escribir es un arte en si mismo, es crear. Para poder escribir se nos requiere conocer algunas herramientas: gramática, ortografía, vocabulario... al igual que debemos adaptarnos al registro que queramos utilizar.

 

Si en la lectura podemos estar algo más seguros debido al vocabulario pasivo del que disponemos, cuando estamos escribiendo debemos manejar las palabras que vamos a utilizar así como cuando usarlas y que estructuras gramaticales utilizaremos para expresar mejor nuestras ideas, nuestra concepción del mundo que nos rodea.

 

¿Cómo se realiza este proceso? ¿Por qué un niño no puede expresar sus ideas de la misma manera que un adulto? Desde mi punto de vista tiene mucho que ver con el proceso cognitivo en el que se encuentre el niño, quizás más con el desarrollo del lenguaje que tiene que con el aprendizaje de normas.

 

El lenguaje tiene que ir desarrollándose (influenciado por los estímulos que afecten al sujeto) para poder expresarse. Por lo tanto, un niño que lea poco y al que le sea exigido escribir, sea poco capaz de realizar la tarea demandada con éxito. Tampoco podemos adelantarnos a su nivel de desarrollo cognitivo, tenemos que ir a la par para que el niño vaya aprendiendo poco a poco a utilizar el lenguaje en contextos más amplios y consiga expresar sus ideas y sentimientos (estos últimos son los más difíciles de expresar) en el futuro.

 

Para concluir, me gustaría decir que algo funciona mal en nuestro sistema educativo, pues personas universitarias siguen cometiendo abundantes faltas de ortografía y no aprecian la lectura. Quizás deberíamos empezar por motivar a nuestros alumnos a leer un poco más, pues es la clave para poder expresarse correctamente.

  Carlos Guerra Gómez

Tema 7: La evaluación con Mafalda

Tema 7: Evaluación y Mafalda

 

La tira de viñetas que he seleccionado ha sido la primera, que es en la que me resulta más evidente la aparición del tema a tratar.

 

Todos conocemos a Mafalda y cómo Cortazar nos da una visión crítica sobre nuestro mundo a través de los ojos de este personaje.

 

En este caso, Mafalda se encuentra en la escuela donde le están enseñando lectoescritura empleando el famoso “mi mamá me mima” y ella felicita irónicamente a su maestra y le pide que le enseñe cosas importantes.

 

Quizás este caso sea demasiado exagerado, pero es obvio que muchas veces en la escuela nos enseñan algunos temas que carecen de importancia pero que por algún motivo siguen en el currículo y en la Escuela.

 

Estas viñetas están relacionadas con la autoevaluación y la evaluación previa. Según mi punto de vista si la profesora que aparece en ellas se autoevaluase caería en la cuenta de que debería cambiar su metodología o adaptar sus contenidos a la clase que tiene ya que quizás estos carezca de interés para sus alumnos o no los esté enfocando bien.

 

Por otro lado, si hubiera realizado una evaluación previa sabría que sus pupilos ya conocen el tema, ya que han tenido que ser ellos los que le piden que les explique algo más importante.

 

Esta es la relación que veo más posible con el tema a tratar, aunque opino que este texto está mas vinculado a los contenidos que trata el curriculo.

                                                       Carlos Guerra Gómez